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Visita diaria
10 personas
Alemán, japonés, español
Teherán, la joya de Persia, despliega su rico tapiz de cultura e historia en un solo día: una odisea que promete ser encantadora e instructiva. En el corazón de Irán, donde los hilos de la tradición y la modernidad se entrelazan a la perfección, la ciudad atrae con sus cautivadores tesoros y sus experiencias conmovedoras.
Excursión de un día para visitar lo más destacado de Teherán
Mientras la suave caricia del sol baña los tejados de Teherán, se embarcará en un viaje por los lugares más ilustres de la ciudad, cada destino un capítulo de la historia de esta enigmática metrópolis. Desde los etéreos jardines del Palacio Golestán, una oda a la realeza persa, hasta las bulliciosas callejuelas del Gran Bazar, donde la historia se funde con el comercio, Teherán se despliega ante usted como una alfombra persa cuidadosamente elaborada: cada detalle es un testimonio del perdurable encanto de la ciudad.
El día comienza con un desayuno en Rumi's Haven Café, donde la poesía del propio Rumi marca el tono de la aventura del día. Aquí, entre el aroma de los pasteles impregnados de azafrán y las notas relajantes del té persa, se preparará para explorar las maravillas de Teherán. En el Palacio Golestán, se adentrará en un mundo de opulencia y grandeza, donde aún resuenan los ecos de la dinastía Qajar.
El Salón de los Espejos deslumbra con su brillo, mientras que los serenos jardines ofrecen un respiro en medio del ajetreo de la ciudad. El almuerzo en el restaurante Shahrzad deleita el paladar con la cocina tradicional iraní, una sinfonía de sabores y colores. A continuación, el Gran Bazar atrae con sus laberínticos pasadizos, donde tesoros de todo tipo aguardan a ser descubiertos.
Por la tarde llegaremos a Darband, un pueblo de montaña enclavado en las montañas de Alborz. Aquí podrá degustar un té tradicional en medio de la tranquilidad de la naturaleza, un interludio sereno antes de las maravillas modernas de la ciudad. La Torre Milad se eleva como un centinela y ofrece impresionantes vistas del cambiante perfil de Teherán. Cuando el día se hace noche, se cena en el restaurante Pardis, una delicia culinaria en medio de la elegancia de la torre. Una visita a la Torre Azadi, símbolo del espíritu perdurable de Irán, es un conmovedor recordatorio del viaje de la nación hacia la libertad.
La velada termina en el Yas Café, donde las dulces notas de los postres persas ponen el broche final al día. Mientras la luna adorna el cielo nocturno de Teherán y los ecos de las melodías persas perduran en su corazón, usted se lleva consigo el encanto de un día bien pasado en Teherán, un día en el que la historia y la modernidad se entrelazaron, dejándole recuerdos para atesorar, grabados para siempre en su alma.
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